El Dr. Juan Carlos Murillo, Gerente Internacional de Animales en Desastres (World Animal Protection) y ponente del Congreso Una sola Salud de OSMI, define el concepto de desastre de la siguiente manera:
<<«Se refiere a una interrupción seria del funcionamiento de una comunidad o sociedad que causa pérdidas humanas y/o materiales, económicas o ambientales. El impacto emocional de dichos desastres exhibe los siguientes síntomas que deben ser tratados profesionalmente: depresión, ansiedad, apatía, fobias, trastornos psicosomáticos, dependencia, neurosis,…»>>
Entre los eventos más comunes por su ocurrencia, se cita a aquellos de origen natural que se clasifican en hidrometeorológicos (tornados, huracanes, sequías) y en aquellos que se derivan de éstos, entre los que están las inundaciones rápidas y lentas, ventiscas y, en el caso de las sequías, los procesos de desertificación consecuentes. También existen los de origen biológico, que se manifiestan como epidemias y plagas de insectos. Otro gran grupo es el de los geológicos (erupciones volcánicas, terremotos y tsunamis). Los de de origen causa no-natural se conocen como antrópicos, es decir, ocasionados por el hombre. Son las guerras, tecnológicos (los de origen químico, biológico, radiológico, altamente explosivo y nuclear, los incidentales como los de aviación o marinos) y los de tipo cívico-social. Según datos reportados por el Centro para la Investigación de Epidemiología de los Desastres, de un total de 373 desastres registrados alrededor del mundo durante el año 2010, se perdieron 296.800 vidas, además de que cerca de 208 millones de personas más sufrieron afectación de diversa índole y magnitud.
Juan Carlos apunta la importancia de que los animales no son ajenos a este tema. Los resultados de la carencia de planes no se limitan únicamente a la pérdida de los animales sino que implica la activación de otras instancias para resolver problemas emergentes, como ocurrió en Nueva Orleans, en EE. UU., durante la emergencia del Huracán Katrina, que provocó que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias prohibiera la evacuación de animales con implicaciones judiciales posteriores. Por otro lado, cuando el Volcán Chaitén (Sur de Chile) erupcionó, las autoridades no permitieron a los pobladores rescatar a sus animales inmediatamente.
Casos como estos y muchos ejemplos más son denunciados por Juan Carlos Murillo, que también hace hincapié en que el impacto emocional de los desastres exhibe los siguientes síntomas, que deben ser abordados y tratados profesionalmente: depresión, ansiedad, apatía, fobias, trastornos sicosomáticos, ofuscamiento, confusión, hostilidad, dependencia, neurosis, sentimiento de culpa,… y recalca que existe un síndrome muy común entre el personal de asistencia; se conoce como “Fatiga compasional” y su causa es la presión emocional constante al enfrentarse diariamente a situaciones dolorosas.
Desde OSMI tenemos el orgullo de contar con una personalidad de tal relevancia entre los ponentes del congreso Una sola salud, un solo bienestar. Si quieres estar informado/a, suscríbete
Fuente de la noticia: World Animal Protection