El programa de vacunación contra la Covid-19 de Israel ha sido el más rápido del mundo.
Más de la mitad de los adultos han tenido al menos una dosis y el 90% de los mayores de 50 años han sido administrados con ambas. Tras este buen ritmo, está en el punto de mira que, en vez de esperar a la inmunidad de rebaño —en la que la resistencia se vuelve lo suficientemente generalizada como para reducir la propagación del virus— el gobierno ha permitido, desde el 21 de febrero, que los vacunados regresen a gimnasios, teatros y otros lugares cubiertos todo ello gracias a poseer un certificado de vacunación.
Poco se diferencia de España.
Algunas comunidades autónomas quieren ampliar el uso del pasaporte COVID. El Ministerio de Sanidad ha evitado pronunciarse al respecto y ha remitido al uso avalado por la Unión Europea –viajar entre países miembros–, pero la propuesta ha despertado debate entre los consejeros de salud ahora que dos autonomías la han puesto en marcha por su cuenta. Es el caso de Canarias y Galicia, que ya han estrenado su uso para acceder a los locales de ocio nocturno y hostelería.
Equidad, antígenos y reinfección. ¿Qué dice la Ciencia?
Estos son tres aspectos importantes. Los expertos en bioética y epidemiología consideran discriminatorio este requisito hasta que toda la población no haya tenido acceso a la vacuna. Tal y como recoge El Diario, «La OMS emitió un comunicado el pasado febrero oponiéndose a este pasaporte porque el acceso a las vacunas no es universal y solo se ofrece en los países ricos», recuerda Fernando García, coordinador del grupo de Ética y Protección de Datos de la Sociedad Española de Epidemiología.
«Lo lógico sería implantar esta medida en septiembre, cuando todo el mundo haya podido acceder a sus dosis. Antes no, porque genera una discriminación», alerta el experto en ética. Vacunar a todos los jóvenes «requiere su tiempo y no puede anticiparse», así que expulsarlos de ciertas actividades echaría por tierra el principio de equidad que ha distinguido al plan de vacunación español.
Más allá de esta «grieta», cabe destacar lo más importante: la salud. Así, buscamos la opinión de un experto pues, como se está viendo, los científicos se oponen a esta medida. Por ello, compartimos las palabras del Dr. Sergio Abanades, Médico especialista en farmacología clínica, Máster en toxicología, Doctor (PhD) en Farmacología y Director del Instituto del ISIC y miembro del Comité Científico de OSMI:
<<Como médico y científico no salgo de mi asombro de ver cómo se otorga el Pasaporte Covid a las personas vacunadas y se les permite viajar y otras actividades sin restricciones y sin hacerse la prueba cuando se conoce perfectamente que las vacunas disponibles no impiden completamente la transmisión del virus>>, afirma. <<Es un error estratégico gigantesco que sólo puede empeorar las cosas, favoreciendo la transmisión silente del virus entre vacunados y no vacunados>>. Además, pregunta lo siguiente:
<<¿Cómo es posible que para acceder, por ejemplo, al ‘Mobile World Congress’ se requiera el test a todos los participantes (vacunados o no) porque se sabe que estar vacunado no garantiza ni ser portador, ni enfermar, ni poder diseminar el virus, y que para viajar de un país a otro se permita, únicamente, con el Pasaporte Covid?>>
«Creyendo erróneamente que no pueden contraer o transmitir el virus, los falsos negativos [y personas asintomáticas] pueden tener un comportamiento descuidado, o incluso temerario, que facilite nuevos contagios”, indica el Grupo de Trabajo Multidisciplinar (GTM) que asesora al Gobierno en su informe sobre pasaportes inmunitarios>>
La conclusión es clara. La vacuna es necesaria para crear una inmunidad de rebaño y proteger a la población de que los síntomas sean muy fuertes, tener que ser hospitalizada en la UCI o, peor aún, la muerte, pero no impide de forma completa que el virus se transmita, por lo que haber recibido las dos dosis no «libera a nadie de contraer el virus». Lo mismo ocurre con las personas asintomáticas. Si ambos casos se juntan y se les permite viajar «gracias a un pasaporte», el desastroso resultado es evidente.
Fuente: ¿Son los pasaportes vacunares una buena idea? (2021) TheEconomist.com