En una población de edad avanzada, los trastornos vasculares bien ejemplificados por la isquemia crónica de las extremidades, la insuficiencia cardíaca crónica, la isquemia cerebral y la degeneración macular relacionada con la edad representan un grave problema médico y socioeconómico. Si bien siempre hay una primera noxa patógena no fácilmente identificable, todas estas enfermedades se caracterizan por isquemia, inflamación crónica y degeneración tisular. La medicina ortodoxa ha proporcionado varios medicamentos óptimos para varias situaciones patológicas pero, incluso con sus aplicaciones concomitantes, no es posible reducir el estrés oxidativo crónico.
Aquí se propone asociar el enfoque de la autohemoterapia ozonizada como un modificador de la respuesta biológica capaz de bloquear el progreso patológico.