La enfermedad de Alzheimer (EA) se está convirtiendo en una de las afecciones neurodegenerativas más prevalentes en todo el mundo. Aunque la progresión de la enfermedad se está entendiendo mejor, las intervenciones médicas actuales solo pueden mejorar algunos de los síntomas, pero no pueden retrasar la progresión de la enfermedad. La neuroinflamación juega un papel importante en el avance de este trastorno, y los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) n – 3 (ω-3) están involucrados tanto en la reducción como en la resolución de la inflamación. Estos efectos pueden estar mediados por los efectos antiinflamatorios y proresolubles de los mediadores lipídicos bioactivos (oxilipinas) derivados de n-3 PUFA [ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA)] en el aceite de pescado. Aunque las intervenciones generalmente han usado aceite de pescado que contiene EPA y DHA, varios estudios que usaron EPA o DHA solo o oxilipinas específicas derivadas de estos ácidos grasos indican que tienen efectos distintos. Tanto el DHA como el EPA pueden reducir la neuroinflamación y el deterioro cognitivo, pero el EPA influye positivamente en los trastornos del estado de ánimo, mientras que el DHA mantiene la estructura cerebral normal. Menos estudios con un ácido alfa-linolénico n-3 derivado de plantas, sugieren que otros PUFA n-3 y sus oxilipinas también pueden afectar positivamente la EA. Investigaciones adicionales que identifiquen las propiedades antiinflamatorias y proresolventes únicas de las oxilipinas de los PUFA n-3 individuales permitirán descubrir nuevas estrategias de manejo de enfermedades en la EA.