La sobreproducción constante de moléculas proinflamatorias conduce a inflamación crónica. A diferencia de la inflamación aguda, que es esencial para la curación, la inflamación crónica puede retrasar la curación y, si no se controla, puede contribuir a una serie de enfermedades. Cada vez hay más pruebas de que algunos factores dietéticos pueden desempeñar funciones importantes para mantener la salud e incluso revertir la progresión de enfermedades crónicas, con efectos antiinflamatorios como mecanismo subyacente importante. Tales hallazgos se suman al cuerpo de evidencia de que ciertos componentes de la dieta, incluidos los polifenoles y otros tipos de compuestos, que se encuentran en varios factores de la dieta, como frutas, bayas, verduras, nueces, granos enteros y alimentos de origen marino pueden desempeñar un papel importante en atenuar y mitigar procesos proinflamatorios crónicos asociados con enfermedades crónicas.