La pérdida de audición ha sido clasificada recientemente como la quinta causa principal de años vividos con discapacidad, por delante de muchas otras enfermedades crónicas como diabetes, demencia o enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Además, según la Organización Mundial de la Salud, la pérdida auditiva de moderada a profunda afecta a aproximadamente 466 millones de personas en todo el mundo. Su incidencia varía en cada segmento de la población, afecta aproximadamente al 10% de los niños y aumenta al 30% de la población mayor de 65 años. Sin embargo, la pérdida auditiva recibe fondos de investigación y conciencia pública aún muy limitados. Este deterioro sensorial es causado por factores genéticos y ambientales y, entre estos últimos, el estado nutricional ha adquirido relevancia debido a su asociación con la pérdida auditiva detectada en estudios epidemiológicos recientes. Varios modelos experimentales han demostrado que el inicio y la progresión de la pérdida auditiva están estrechamente relacionados con la disponibilidad de nutrientes y su metabolismo. Aquí, hemos revisado estudios centrados en los efectos de los nutrientes en la función auditiva. Estos estudios apoyan el potencial de la terapia nutricional para la protección contra la progresión de la pérdida auditiva que es especialmente relevante para el proceso de envejecimiento y la calidad de vida relacionada.